Escenografía de Bodas de sangre en el María Guerrero

El Viernes 13 de Noviembre visitamos el Teatro María Guerrero y conocimos un poquito más Madrid, ya que también pasamos por el Palacio de Longoria (edificio modernista con elementos vegetales en fachada y rejería; ahora edificio de la SGAE) y vimos unos trampantojos al volver al metro.

La visita fue muy completa pues Concha, la guía, nos explicó desde la fachada, vestíbulo, patio de butacas… hasta el telar al que subimos con muchas precauciones.

Este teatro, antes Teatro de la Princesa (en honor a Dª Mª de las Mercedes), fue proyectado por Agustín Ortíz de Villajos (también arquitecto de otros teatros como el de la Comedia y el Circo de Price entre otras construcciones) e inaugurado en 1885.

La fachada es de estilo neorrenacentista y alterna el ladrillo visto con la piedra. En la remodelación de 1939 (tras los destrozos de la guerra) se cierra el antiguo pórtico de entrada de carruajes (imagen inferior)ampliando así el vestíbulo (20×5 metros) con decoración de estilo neoárabe.

La sala consta de patio de butacas en forma de herradura (da muy buena audición), palcos de platea y tres pisos de palcos alrededor, finalizando en el paraíso o gallinero (allí encontramos la pecera desde donde se controlan las luces y proyecciones, imagen inferior). Fue una novedad en la época que utilizaran el hierro como elemento decorativo en los antepechos de los palcos y en la estructura de las columnas de fundición (imagen superior).

En la parte superior de la sala hay un artesonado de estilo neomudéjar de madera y espejos. Encima estaba el salón de María Guerrero y hay una leyenda urbana que dice que podía ver lo que sucedía en la sala mediante un dispositivo en una lámpara al patio de butacas que le daba visión, pero es falso, pues nunca ha habido tal lámpara; el artesonado no aguantaría el peso.

Además de ver el taller de utillaje, visitamos la sastrería donde se encuentra el vestuario, las pelucas y caracterizan a los personajes.

También estuvimos en el foso, donde antiguamente se construían los elementos escenográficos (en el contrafoso guardan las luces). Es totalemente practicable, es decir, no tiene unos escotillones fijos, sino que se pueden abrir en cualquier punto del suelo del escenario. Mediante un sistema números y letras podemos saber qué parte del escenario está por encima de nosotros.Al subir al telar encontramos el peine realizado en aluminio (menos peligroso que el de madera y más resistente pues cada barra aguanta hasta 500 kg.)Aunque había cuerdas «modernas» y cables de acero, las cuerdas de cáñamo no se sustituyen porque es un material que no sufre dilatación ni contracción y los elementos escenográficos fijados con él van a encontrarse siempre en la misma posición (si al bajar un elemento hay dilatación hará ruido con el suelo y puede causar daños).

Respecto a la escenografía de Bodas de sangre realizada por José Carlos Plaza y Francisco Leal «sólo» pudimos ver la estructura ya que está compuesta por carras móviles con fotografías sobre vinilo y luces.

Empieza a ser común, ahora que la técnica lo permite con más facilidad, asistir a escenografías más minimalistas donde la luz y las proyecciones son protagonistas, creando unos efectos y ambientes muy interesantes de forma limpia y rápida. Así que realmente no vimos la escenografía pero, en mi opinión, prometía por su sencillez, versatilidad, rotundidad y simbología: imágenes de texturas de rocas aumentadas y en el suelo (también de vinilo) rocas con una gran fractura.

Yo desde luego disfruté mucho (gracias Isabel de nuevo por invitarme a asistir) y recordé mis años de Diseño Escenográfico I y II en Bellas Artes cuando visitábamos los teatros para ver los elemento técnicos y poder aplicarlos a nuestros proyectos.

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